ellas, sino que dañan a otras dentro de la iglesia, de la familia, en el trabajo y donde camine, hable y se desenvuelva. Se llenó de amargura mi alma, y mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti (Salmo 73:21, 22). El mal de la amargura avanza como la raíz. Cada vez más profunda y se extiende en forma subterránea llegando lejos y brotando en otros sitios. La oveja infectada por la amargura puede extender la infección en su casa, alcanzando a su
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